Despertábamos ayer con la noticia de que una organización
agraria exigía la dimisión de Fernado Miranda, anterior presidente del Fondo
Español de Garantía Agraria y actual Director General de Producciones y
Mercados Agrarios del Ministerio de Agricultura por haber dicho poco mas o
menos que en España sobran entorno a 5.000 explotaciones de vacuno de leche, algo
mas de un 30% de las aproximadamente 16.000 que sobreviven, a duras penas, en
la actualidad. Si hay un problema en un sector, éste desaparece si nos cargamos
el sector, luego si eso ya…..
Nos vino la memoria aquello que repetía en nuestro organismo,
en el FEGA, cada vez que las cosas no salían bien y/o se enfrentaba a un
pequeño problema, en lugar de arreglar aquello que no iba bien, conservando sus
activos, prefería prescindir de lo que podía suponerle un pequeño conflicto: “para
que quiero conductores si …, me sobran seis ordenanzas, …”.Y trasladaron a los
ordenanzas al ministerio y ahora hacen falta ordenanzas, y ahora añoramos a la
compañera que junto a otras tareas se encargaba de la gestión del salón de
actos, aunque todo tiene solución, porque en su lugar contrataremos a una
empresa por unos 72.000 euros, para que
lleve a cabo parte de su trabajo, que contratará en precario a un trabajador o
trabajadora, a la que le pagará un sueldo de miseria pero, ahora eso si, el
trabajador o trabajadora encargada del servicio, deberá portar una indumentaria
“correcta y apropiada”.
Sin embargo, el problema no son los Fernandos Mirandas, (aunque
también), que mantienen sus puestos en gobiernos socialistas, populares y seguro
que si hiciera falta también podemitas adaptándose a los tiempos con tal de
mantener su sillón. El problema es a lo que nos aboca este sistema en el que
nadan y guardan la ropa los Fernandos Mirandas, un sistema que detesta lo
público, que persigue la destrucción de todo aquello que no puede controlar, en
el que cualquier problema es la excusa perfecta para deshacernos de aquello que
se tiene posibilidades de escapar a su control, para ello no se duda en desproteger
un sector económico fundamental hasta que muera, o en deteriorar la prestación
de los servicios públicos, hasta que la falta de medios humanos y materiales nos
lleve a lo inevitable, que el servicio en
lugar de ser prestado por empleados públicos, lo ejecuten empresas cuyo único fin es la percepción del beneficio
económico.