Ven con nuestra marea: Cada
marea ciudadana usa un color diferente, dependiendo del sector de producción al
que pertenezca. Nosotros pertenecemos a todos los sectores y usamos y usaremos
nuestros colores de siempre: el Rojo y el Negro, los que más temor infunden al
Capital y al Estado desde hace más de 100 años.
El Rojo: Color del sindicalismo
revolucionario, enemigo histórico y constante del capitalismo y la burguesía
acomodada que no duda en pedir auxilio -tras su careta demócrata- al fascismo
militarista cuando ve en peligro sus intereses de clase. El color rojo ha sido
secuestrado por los traidores socialdemócratas, pero nosotros lo reivindicamos como
propio de la izquierda revolucionaria.
El Negro:
Al igual que la antigua bandera de los piratas apátridas, manifiesta la
independencia de todos los poderes instituidos por las clases dominantes, entre
los que se incluyen el económico-financiero (banca privada, nacional o global,
y pública al servicio de intereses privados -BCE-) y el político (Estados y
Gobiernos) Estos son los culpables de la situación actual de la clase obrera, a
la que quieren devolver a la esclavitud salarial y de derechos sufrida a
finales del siglo XIX y principios del XX.
Sólo el Rojo y el Negro juntos se enfrentan a la
explotación brutal de estos dos poderes. Sólo el anarcosindicalismo promueve
una nueva forma de organización social desde abajo, a través de asambleas,
secciones, sindicatos, federaciones y confederaciones; todos ellos funcionando de forma
autogestionaria y autónoma, sin jefes ni dirigentes que nos acaben traicionando
a cambio de un trozo de poder.
Nosotros
y nosotras podemos hacer funcionar las Escuelas, los Hospitales, los
Servicios Sociales, los Municipios, las Fábricas, los Almacenes, la Agricultura... ...¡todo!
Podemos hacer que todo funcione perfectamente porque ya lo hacemos todos los
días. Sólo nos resta que nadie nos robe el beneficio de nuestro trabajo.
¡UNIÓN, ACCIÓN, AUTOGESTIÓN!
MÁS QUE UNA MAREA, UN TSUNAMI