La Revolución Social vivida en España en aquellos años, representó la mayor cota de libertad, de justicia social y democracia directa experimentada jamás en la historia reciente de la humanidad, según reconocen la práctica totalidad de historiadores e investigadores que la estudian con una mínima objetividad.
En aquellos breves años, en aquella corta vida de la anarquía, en pleno conflicto bélico, se aplicaron muchos de los ideales que, desde hacía decenas de años, las organizaciones del movimiento obrero, con el anarcosindicalismo a la cabeza, habían planificado. El pueblo abolió, transformó, el poder del Estado, de las instituciones, colectivizó la propiedad de la tierra, de las fábricas, de los transportes, de los servicios, transformó el sistema educativo, el sistema sanitario, el concepto de defensa y de ejercito, el pueblo aplicó todos los aprendizajes revolucionarios que se habían impartido tradicionalmente en ateneos libertarios, escuelas racionalistas, sindicatos revolucionarios, organizaciones asamblearias.