jueves, 4 de octubre de 2012

Tengo, tengo, tengo ¡Tú no tienes nada!

Rafael Fenoy Rico Comunicación Educación CGT

Se usa con bastante frecuencia el modo posesivo en primera persona sobre todo del plural, cuando se habla coloquialmente. Tenemos es una forma verbal que se utiliza con muchísima frecuencia y con frecuencia referida no a posesiones sino aspectos intangibles como por ejemplo “voluntad”, “intención”, “responsabilidad”…

Este tenemos hace referencia a un nosotros que también puede estar relacionado con un conjunto de personas o incluso una sola persona que así se expresa. Recordemos que han existido y existen en la actualidad algunas personas que utilizan el plural mayestático “Nos“, (del latín pluralis maiestatis: 'plural de majestad'), propio de altísimos dignatarios y especialmente utilizado por el papado y la realeza para dar a entender excelencia, dignidad o poder de la persona que habla o escribe.


Volviendo al tenemos, podemos afirmar que es una forma de manifestarse natural y adecuada, aunque en ocasiones se utiliza de forma maliciosa, preocupando el que recientemente se venga utilizando reiteradamente. Cuando alguien con ese “tenemos” pretende atribuirnos responsabilidades en asuntos en los cuales nada tenemos que ver es cómplice de una maniobra que persigue culpabilizarnos de algo que sin duda nos genera algún perjuicio. Suenan voces en televisión, tertulias frecuentadas por contertulios que de todo saben y de nada entienden, que repiten y repite: “Hemos hecho de este país un desastre”, “todos defraudamos”, “todos hemos vivido por encima de nuestras posibilidades”, “hemos provocado esta crisis”, y un etc, de afirmaciones que nacen del malsano deseo de hacer a toda la ciudadanía cómplices forzados de esta trágica crisis provocada por unos pocos vividores sin escrúpulos. Importa mucho estar atentos y atentas a estas maneras tan interesadas de expresarse, porque de verdad, ¡de verdad!, ninguno de nosotros y de nosotras ha tenido nada que ver con este desastre de la inmensa deuda que dicen nos pertenece. De persistir en estas falsas atribuciones sólo nos quedará el asumir que efectivamente todo lo que ha ocurrido es por nuestra culpa porque al fin y al cabo todo, incluso las propiedades, las fortunas multimillonarias, las grandes empresas, las redes eléctricas y los medios de producción son de todos y todas.
Sólo es un estado colectivizado podría sostenerse tamaña afirmación y España de ninguna de las maneras se acerca ni de lejos a esa situación deseable donde las haya. Solo en el supuesto de que se colectivizaran los beneficios de todo tipo estaríamos en condiciones de asumir “gustosamente” la colectivización de las perdidas. Y si no es este el caso y no somos propietarios de nada de nada, ¿por qué vamos a arrogarnos la propiedad de la responsabilidad de esta monumental estafa?
Fdo. Rafael Fenoy Rico Comunicación Educación CGT