Por eso cuando se limitó el uso del vehículo del PMM, asignándole horario de tardes, ordenó (rememorando tiempos pasados que parecían olvidados), que siempre uno de los tres conductores del organismo, le recogiese en su casa todas las mañanas. No sabemos si conocía los derechos de los compañeros en cuanto a su flexibilidad horaria o simplemente le importan un carajo, el caso es que les obliga a acudir a su puesto de trabajo bastante antes de la hora de entrada habitual, para recogerle en su domicilio (que parece esta a mas de veinte km de Madrid) y a estar a su entera disposición hasta que entre el conductor del PMM, para ello se hasta ha reservado un espacio en el patio de Beneficencia.
Y como parece ser que no puede consentir que un solo día deje de disfrutar de ese “privilegio” esta dispuesto, a malgastar las horas de trabajo y esfuerzo de otros compañeros, empleados públicos en abrir diligencias informativas y si hubiera lugar incluso expedientes disciplinarios a cuantos compañeros osen por acción u omisión, perturbar sus privilegios.
Un día de la pasada semana, debido a una serie de acontecimientos imprevistos, que no vienen a cuento, el presidente tuvo que venir a su puesto de trabajo por sus propios medios, (con el vehículo de su propiedad que aparcó al lugar reservado para él en el patio de Beneficencia). Como consecuencia de ello, parece ser que montó en cólera y estaba dispuesto “a cortar las cabezas” (dicho sea en sentido figurado claro esta).
Desde aquí queremos manifestar y hacerles notar nuestra solidaridad y apoyo con quien está sufriendo las consecuencias de quien no se aviene a ser un trabajador más y en época de crisis, cuando le suprimen el servicio, exige a cualquier precio seguir teniendo chofer particular que lo traiga y lo lleve hasta su casa, no va venir él como los demás por sus propios medios, el es un PRESIDENTE. Cuanto dista esta imagen de la que en otros países se ven, ministros que van a sus puestos de trabajo en transporte público; pero estamos en España, todavía la del sí Señorito, como nos recuerdan sucesos como este. Y agradecidos hemos de estar que a fin de cuentas no tienen que recoger a sus hijos en el colegio o llevar a su señora de compras.
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